Extractado de: http://www.revistanueva.com.ar/
Es un hecho que la mayoría de las personas deben trabajar para lograr cubrir sus necesidades. Desde este punto de vista, un empleo puede considerarse obligatorio. Sin embargo, no por ser una actividad obligatoria debe quedar al margen del eje de la gratificación y el placer. Uno de los puntos centrales para lograr esta intersección es llegar a un balance entre trabajo y vida privada, algo que internacionalmente se conoce como Work & Life Balance.
El mentado equilibrio del lugar que ocupa el trabajo en la vida de una persona no es un tema nuevo: se trata de una preocupación que viene de varias generaciones.
La diferencia es que, para la nueva generación que ingresa al mercado laboral, la llamada “Generación Y”, lograr el balance es una prioridad a la hora de elegir un empleo, así como una compañía en la que insertarse.
Este es un aspecto central del cambio de conductas de los trabajadores: la tendencia es que, cada vez más, ya no es la empresa la que elige al trabajador, sino a la inversa.Frente a esta realidad, el desafío para las compañías es mejorar cada vez más la “oferta” para captar los perfiles que necesita, permitiendo un mejor balance de calidad de ese tiempo para que sus empleados sientan su ámbito de trabajo como un lugar que les otorga gratificaciones.
De este modo, el empleado se siente querido y comprendido por la organización, lo que provoca que trabaje con motivación y entusiasmo. Se trata de lograr que los trabajadores estén satisfechos y no vean su tarea como un impedimento para una familia contenida.
No sólo de remuneración, prepagas, descuentos, promociones, comedor en planta y otros beneficios se vive; también se necesita tiempo para compartir con la familia.
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Ser niñera, es un trabajo muy gratificante pues es un ida y vuelta en la relación con el niño: así, estoy en contínuo aprendizaje.
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viernes, 24 de octubre de 2008
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